Una buena y fácil forma de hacerlo, es dedicándonos unas sonrisa al espejo ¿Sabías que esto hace que nuestro cerebro lo asimile como que estamos alegres?. Esto ocurre al igual que bostezamos cuando otra persona lo hace, que miramos el reloj o el móvil cuando la gente que está a nuestro lado lo mira. Pero, ¿Qué ocurre en nuestro cerebro en estas situaciones?
En 1996, un grupo de neurobiólogos liderado por Giacomo Rizzolatti, dan a conocer un grupo de neuronas que denominan con el nombre de “neuronas espejo”, las cuales están relacionadas con los comportamientos sociales, imitativos y empáticos. Su misión es reflejar la actividad que estamos observando, actuando en tres situaciones:
Por otro lado, este tipo de neuronas están implicadas en la planificación de las acciones. Al imaginarnos haciendo las acciones, nos ayudan a planificar las cosas que vamos a realizar y a ir viendo paso a paso como vamos a desarrollar las acciones. Por último, otra de las funciones de estas neuronas espejo es, la capacidad de comprensión de las motivaciones y pensamiento de los otros, pero no solo a nivel motor, si no también a nivel de emociones y sensaciones. Esta última función es la que nos atañe en este artículo, ya que es la encargada de la imitación de los movimientos y expresión de emociones, es decir, es la encargada de que nosotros sonriamos cuando vemos a alguien sonriendo. Esto es de gran importancia, ya que, a través de las neuronas espejo, nuestro cerebro es capaz de vivenciar la sensación que esta teniendo la otra persona y así contagiarnos de esta alegría. Por eso, una buena forma de comenzar nuestro día, es dedicándonos a nosotros mismos una buena sonrisa delante del espejo, para que de esta manera nuestro cerebro vivencie esa sensación de alegría y nos retroalimentamos a nosotros mismos para sentirla.
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Qué es el duelo
El duelo es un proceso de elaboración de cualquier perdida (un ser querido, un empleo, etc.). Consiste en la asimilación y aceptación de la situación dolorosa, para poder adaptarnos interna y externamente a la nueva realidad. Tiene, componentes psicológicos, fisiológicos y sociales. Su intensidad y duración será proporcional a la dimensión y significado de la pérdida. Para William Worden (2009) el duelo implica un proceso activo en el cual, el sujeto, deberá ir procesando distintas tareas, entre las que se encuentran:
El duelo en pareja Las relaciones de pareja son de las relaciones más intensas que se pueden establecer, ya que se llega a perder la identidad particular para crear una conjunta que acomode e integre las dos personalidades individuales. Por tanto, la ruptura con la pareja supone la pérdida de una fuente de seguridad, lo que produce que tengamos que elaborar un duelo. Como en cualquier otra pérdida, la elaboración del duelo, dependerá de las características personales. En el caso algunos de los factores que pueden influir en la elaboración del duelo son:
Al igual que en cualquier pérdida, el hecho de romper con una pareja, tenemos que elaborar lo ocurrido tanto a nivel emocional como racional, y de esta manera recolocar a la persona que hemos perdido y adaptarnos a nuestra nueva situación. Sin embrago, el duelo cuando hay una ruptura de pareja tiene sus propias particularidades, ya que la persona perdida puede seguir formando parte de nuestra vida, incluso tener contacto. Esto hace, que en algunas ocasiones se pueda complicar el duelo. Por lo tanto, es importante que se conozcan y se normalicen las reacciones que podemos tener ante la ruptura y así poder elaborar de manera correcta nuestras emociones y adaptarnos a la nueva etapa de vida. Estoy en mi casa, me encuentro mal, necesitaría acercarme al médico pero...¡no puedo! tengo que cuidar de mi madre con alzheimer, no la puedo dejar sola, y no tengo a nadie que se quede con ella unas horas, así que, me tomo una aspirina y espero hasta que ella vaya al médico para tratar mi problema.
Cuando tenemos personas a nuestro cargo, que no pueden valerse por sí mismas, es común que se den estas situaciones. En la mayoría de las ocasiones, dejamos de lado nuestras vidas y nos centramos sólo en el cuidado de nuestro ser querido. Esto dice mucho del afecto que sentimos por nuestro familiar, pero tenemos que tener en cuenta, que solo podemos cuidar de manera eficaz de una persona, cuando nosotros nos sentimos bien, aquí os dejo unas pautas de autocuidado que pueden venir bien en estas situaciones.
Esto es muy positivo, ya que, normalizamos lo que le está sucediendo (no es mi ser querido el que hace esas cosas, si no que forma parte de sus síntomas), nos ayuda a no sentirnos indefensos respecto a las cosas que pasan y a poder adelantar las situaciones que se van a dar, preparando estrategias para su llegada.
Por eso, es necesario que se cree la figura del cuidador secundario (pueden ser varias personas, familiares o personal contratado, etc...) encargado de quedarse con nuestro familiar unas horas al día, para que nosotros podamos tener un tiempo de descanso y desconexión. Quedando con amigos, haciendo recados, etc. Se puede hacer un calendario mensual, en el que se marquen cuáles van a ser los momentos en los que acudan los cuidadores secundarios.
Nos podremos poner en contacto con el trabajador social que nos corresponda o acudir a la asociación de enfermos más cercana.
Lo ideal es que podamos hacer esto con nuestros familiares o amigos. Tenemos la falsa creencia de que les cuidamos a ellos si no se enteran de que lo pasamos mal y creen que estamos bien, además de ocultar las partes más duras de la enfermedad. Pero es importante, que en estos momentos duros, contemos con el apoyo de nuestro seres queridos, nos apoyemos en ellos y compartamos nuestros miedos y preocupaciones. Es muy probable que ellos se sientan igual. Otra de las opciones que podemos utilizar, son los grupos de ayuda de las asociaciones de enfermos, en las que encontramos personas que están pasando por lo mismo que nosotros y que nos comprenden y apoyan en este duro tránsito. Hay periodos de nuestro ciclo vital en los que nos encontramos con situaciones complicadas a las que nos cuesta dar respuesta y que nos pueden crear sensaciones de malestar.
Desde el centro de psicología PsicoMentis, a través de la terapia cognitivao-conductual, queremos acompañar a las personas en estos momentos, dotándolas de las estrategias necesarias para superar esos acontecimientos y poder enfrentarse en el futuro a otros sucesos similares. Además, desde PsicoMentis, creemos en la prevención, para lo que se diseñan distintos talleres en los que se busca un crecimiento personal y la adquisición de distintas herramientas para enfrentar nuestra vida. Te invitamos a que conozcas este centro de psicología a través de nuestra página web o de las redes sociales y que contactes con nosotros siempre que lo necesites. |
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