Estoy en mi casa, me encuentro mal, necesitaría acercarme al médico pero...¡no puedo! tengo que cuidar de mi madre con alzheimer, no la puedo dejar sola, y no tengo a nadie que se quede con ella unas horas, así que, me tomo una aspirina y espero hasta que ella vaya al médico para tratar mi problema.
Cuando tenemos personas a nuestro cargo, que no pueden valerse por sí mismas, es común que se den estas situaciones. En la mayoría de las ocasiones, dejamos de lado nuestras vidas y nos centramos sólo en el cuidado de nuestro ser querido. Esto dice mucho del afecto que sentimos por nuestro familiar, pero tenemos que tener en cuenta, que solo podemos cuidar de manera eficaz de una persona, cuando nosotros nos sentimos bien, aquí os dejo unas pautas de autocuidado que pueden venir bien en estas situaciones.
Esto es muy positivo, ya que, normalizamos lo que le está sucediendo (no es mi ser querido el que hace esas cosas, si no que forma parte de sus síntomas), nos ayuda a no sentirnos indefensos respecto a las cosas que pasan y a poder adelantar las situaciones que se van a dar, preparando estrategias para su llegada.
Por eso, es necesario que se cree la figura del cuidador secundario (pueden ser varias personas, familiares o personal contratado, etc...) encargado de quedarse con nuestro familiar unas horas al día, para que nosotros podamos tener un tiempo de descanso y desconexión. Quedando con amigos, haciendo recados, etc. Se puede hacer un calendario mensual, en el que se marquen cuáles van a ser los momentos en los que acudan los cuidadores secundarios.
Nos podremos poner en contacto con el trabajador social que nos corresponda o acudir a la asociación de enfermos más cercana.
Lo ideal es que podamos hacer esto con nuestros familiares o amigos. Tenemos la falsa creencia de que les cuidamos a ellos si no se enteran de que lo pasamos mal y creen que estamos bien, además de ocultar las partes más duras de la enfermedad. Pero es importante, que en estos momentos duros, contemos con el apoyo de nuestro seres queridos, nos apoyemos en ellos y compartamos nuestros miedos y preocupaciones. Es muy probable que ellos se sientan igual. Otra de las opciones que podemos utilizar, son los grupos de ayuda de las asociaciones de enfermos, en las que encontramos personas que están pasando por lo mismo que nosotros y que nos comprenden y apoyan en este duro tránsito. Desde PsicoMentis queremos ayudarte en este y otros problemas que aparezcan en tu día a día. Llámanos al 66147 27 86
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Diciembre 2020
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