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Divorcio y menores

22/11/2019

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Las relaciones en muchas ocasiones acaban no funcionando y llegan a su final, mientras solo somos dos personas los implicados, aunque dolorosas, no tienen daños colaterales, pero, ¿qué pasa cuando se han tenido hijos?¿Cómo vive un menor una separación?
El hecho de divorciarse no tiene que afectar negativamente a los menores. En la mayoría de los casos este tipo de problemas surgen cuando no se separa el conflicto que existe entre los padres, de la relación y papel que tiene cada uno con el menor.
La separación hace que, el núcleo familiar cambie, lo que produce:
- Una pérdida: Como hemos comentado la estructura familiar va a cambiar, por lo que las cosas no van a ser como eran antes, no verá lo mismo a sus padres y los cambios y las interacciones con ambos serán diferentes.
- Un reajuste: Van a adquirir nuevos papeles en cada uno de los nuevos núcleos familiares, desempeñando tareas que antes no habían tenido.
- Un peligro: Se ha perdido la estabilidad que había, hay una ruptura de los planes esperados y esto causa una crisis. Suele producirse mucho miedo ante la posibilidad de dejar de ser querido.
- Una incógnita: No sabe lo que está sucediendo y necesita una explicación al respecto. Aunque pensemos que son muy pequeño/a es importante contarles que ha pasado (con un lenguaje ajustado a su edad) y cuáles son los cambios a partir de ahora.
Dependiendo de la edad los comportamiento que encontramos en los menores son diferentes, algunos síntomas que se manifiestan cuando se produce un desacuerdo entre los padres son:
0-2 años: No entienden lo que pasa alrededor, pero si son capaces de percibir los cambios emocionales que se producen en el entorno. Es un momento en el que se está desarrollando el apego, por lo que puede surgir el miedo de que si el padre que abandona el domicilio no volverá.
Es importante que mantengamos el contacto de forma habitual con los dos miembros de la pareja y que se conserven las rutinas y hábitos del menor en la medida de lo posible.
2-3 años: En este momento en el que se adquieren gran cantidad de comportamientos, pueden aparecer problemas en el desarrollo o conductas regresivas (pérdida de control de esfínter, chuparse el dedo…). Comienzan a saber que es lo que sienten pero no saben como manifestarlo. Además suelen fantasear con la reconciliación de sus padres.
En esta etapa también es importante el contacto regular, compartir actividades agradables. Ayudarles a expresar las emociones que sienten y no regañarles por las conductas regresivas, si no apoyarles en la consecución de independencia.
3-5 años: Se trata de un periodo muy egocéntrico, por lo que es habitual que consideren que la separación ha sido por su culpa. También suelen experimentar un miedo al abandono.
Debemos explicarles la situación y que ellos no han tenido nada que ver. Además, es bueno que mantengan el contacto con los dos miembros de la pareja, así como los hábitos y las rutinas.
6-12 años: Comienzan a entender más las emociones propias y ajenas. También comprenden mejor lo que es el divorcio, sintiendo en ocasiones miedo al rechazo o sentimiento de culpa de la separación.
En este momento el colegio es donde pasan más tiempo, es importante que desde allí observen sus conductas por si cambian. En casa, debemos explicarle los motivos de la separación, quitándoles la culpa y haciéndoles ver que estaremos unidos por ellos pero no habrá una reconciliación de la pareja.
Adolescentes: Suele ser la etapa más complicada, al ser un momento de construcción de la identidad, necesitan mucha seguridad, la cual puede romperse con la separación, es por eso que en muchas ocasiones retan a los padres, para asegurar los límites y que van a estar a su lado.
En esta ocasión también es importante contar con el apoyo del colegio. Debemos implicarles en decisiones como la custodia y otras que le puedan afectar directamente.
Por lo tanto en el caso de que se produzca una separación es importante que:
- Intentemos evitar el conflicto teniendo un trato cordial. - Dejemos de lado los problemas de la pareja y nos centremos en las necesidades de los menores.
- Tengamos buena comunicación con nuestros hijos, sin hacerles nuestros confidentes.
- No interfiramos en la relación del menor con el otro miembro de la pareja.
Desde Psicomentis queremos brindarte una ayuda, si alguna de estas recomendaciones son complicadas o consideráis que no se están cumpliendo. Esto hará que nuestros hijos puedan superar mejor este periodo de crisis y se adapten mejor a la nueva situación, con los menores daños colaterales posibles.

Desde PsicoMentis queremos ayudarte en este y otros problemas que aparezcan en tu día a día. Llámanos al 66147 27 86
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